Sin yo saberlo todo estaba comenzando el verano del 2000, con 23 años y con varias visitas a urgencias, falsos cólicos de gases, peritonitis y un etc de diagnósticos equivocados al que se fueron sumando meses, hasta que un 11 de noviembre, como de costumbre acudo a mi centro de salud para expresar mi malestar, ese día una medico que no me conocía decide mandarme al hospital para que me hagan una ecografía, no la gusta la sensación de creer que me está tocando hígado. La ecografía confirma un bazo aumentado y un hígado agrandado, ese día ingreso en el hospital.Continuas pruebas, análisis, por intentar saber que esta pasando, y por fin una biopsia confirma que las venas hepáticas están trombosadas, creen que puede ser un Budd-chiari, en mi hospital no pueden hacer nada por mi, deciden mandarme al Hospital 12 de Octubre, donde intentan alargar la vida de mi hígado. Y por primera vez escucho la palabra trasplante ¿Qué significa?, ¿Cómo una palabra tan corta puede tener tanto poder? Un médico me dice “a ver si te piensas que los órganos los tenemos en botes de conserva”, necesitamos que una persona de semejantes característica a ti fallezca, casi no me dio tiempo a pensar que la vida se iba, un fallo multi orgánico enciende el reloj de la cuenta atrás de la vida, y directamente entro en alerta cero, comunican a mis padres “que lamentablemente no hay salvación, su hija se muere, al menos que un plazo de 6 horas aparezca un donante. Afortunadamente la noche del 12 de diciembre del 2000 alguien fallece y decide donar sus órganos para regalarme a mi la vida, después de un escáner cerebral que evidencia que aun hay vida, deciden operar con el único punto a favor que la de mi juventud. Tras un postoperatorio complicado, me dan el alta un 23 de febrero, “podrás hacer vida normal”, yo me preguntaba ¿Qué es normal? Y me miraba en un cuerpo de 11 kilos menos, y sin poder mantenerme en pie, en silla de ruedas, pero era feliz, aun recuerdo esa vuelta en el asiento de la ambulancia, mirando y disfrutando de cada km de regreso a casa. Rápidamente sin querer empecé a priorizar, me conformaba solo con poder respirar, disfrutar de un día de lluvia, de sol, de mi familia, de poder verles todos los días, un sinfín de cosas que para mucha gente pasan desapercibidas pero que para mi lo son todo. Disfrutando de una larga rehabilitación, pero siempre pensando que cada día mejoraba. Siempre quise ser normal, hacer todo lo que la gente hace, jamás pensé que yo no podría por ser trasplantada. En contra del pronóstico medico, quiero empezar a trabajar, volver a lo que dejé, era otra forma de medir que mis esfuerzos por ser normal daban sus frutos. Mi padre me lleva y me trae, hasta que empiezo a cambiar el coche, por el bus, y reducirle a mi padre esos viajes. Y comienzo a hacer mis paseos cada día mas largos. Voy descubriéndome poco a poco, y dándome cuenta que el mantenerme activa hace que me sienta mejor, paseos en bici, rutas de senderismo, y sumando horas de actividad a mi día a día.Nunca tuve la oportunidad de conocer a gente trasplantada deportista con inquietudes por mejorar y ver hasta dónde puede llegar un trasplantado. Unos médicos te dicen que yoga, pilates, aerobic, no forzar la máquina, y otros que no pasa nada porque corras y hagas bici pero yo necesitaba mas. Mi mente no terminaba de estar tranquila por las dudas que me generaba el pensar si estaba haciendo bien o no las cosas. Buscando por internet encuentro un artículo de Sonsoles Hernandez Sanchez, “el deporte en trasplantado renales es bueno”, y decidí ponerme en contacto con ella, con un mail ofreciéndome de conejillo de indias para sus investigaciones, ella ya sabía mucho, y el día que la conocí puedo decir, que de nuevo se me abrieron las puertas a otro universo, con un café dejo tranquila mi conciencia, ya sabía que ella me ayudaría avanzar y me frenaría cuando fuese necesario. Y me dijo, “¿sabes que hay olimpiadas para trasplantados?, Yo solo podía ver, ¡mas gente trasplantada haciendo deporte que bien!, me encantaba la idea, lo de participar también era otra motivación.Decidí apuntarme a un club de atletismo, ya sabía que podía correr que no pasaba nada, consiguiendo mi primera medalla de bronce en el campeonato autonómico 60 metros en pista cubierta, y meses después mis primeras medallas de plata, 100 metros, 200, y relevos. Eso me animó a creer un poco mas en mi, y pensar que ¿porque no me iba a apuntar a un Campeonato de España?, y allí fui , menudo nivel, que subidón estar allí con tanto atleta de elite, poder competir con gente normal, esa fue mi medalla. Solo me decía a mi misma, “no quedar la ultima”, y quedar penúltima me encantó. Nuevamente feliz.Ese mismo fin de semana comienzan las lesiones, el entrenamiento que tengo en inadecuado para mi, por ser trasplantada. Otro descubrimiento mas. Aprendo que el deporte es sano, necesario y obligatorio como los inmunosupresores en trasplantados, pero siempre guiado por un profesional especializado. Mi entrenamiento era como el resto de las personas, pero ellos no toman la medicación que tomo yo, por lo tanto, no les pasa lo mismo que a mi. En mi club no entienden que un trasplantado tenga mayor riesgo de lesiones, y me veo en la obligación de dejarlo y cambiar de club, aun si poder competir, porque tardo en recuperarme.En noviembre del 2015 , la vida vuelve a darme otra sorpresa, una analítica con unas plaquetas elevadas, unido a un episodio de trombosis grave que terminó en trasplante, obligan a hacer una biopsia de la medula, 15 años después creen que puede ser una de las causas del trasplante, y no se pueden permitir otro episodio similar. Los resultados dicen que “tienes trombocitemia esencial ”, de los síndromes mieloproliferativos es de los mejores, me dicen.Tardaremos unos meses en ajustarte la medicación, podrás seguir haciendo vida normal. Mis preguntas aun sin
muchas respuestas, ¿Cuántas personas trasplantadas toman esta medicación? ¿podre hacer vida normal? ¿afectará a mi hígado?, yo que siempre he sido muy meticulosa con las cosas que como, y medicaciones que tomo para un simple resfriado. Una vez mas ¿Qué es vida normal? 1 año después, por fin una analítica dice que mis plaquetas están en rango, los síntomas de agotamiento al esfuerzo del ejercicio han desaparecido, mi hematóloga sorprendida dice ¿Qué haces?, Mi repuesta es que trato de llevar una vida normal, sana, no dejando nunca de hacer lo que mas me gusta, y manteniendo un reposo activo como bien me indicó mi amiga entrenadora y gran profesional Sonsoles Hernandez Sanchez. A fecha de hoy vuelvo a pensar en retos, en que carrera debutaré nuevamente, deportivamente hablando. Porque mi carrera principal es la de vivir mi vida como la vivo con solo levantarme para ir a trabajar, ir al gimnasio y llegar a mi casa a dormir.No hay ni un solo día que desperdicie esa segunda oportunidad que me ha dado la vida, mi donante, esa familia anónima que me regala todos los días un día más. Y por esas personas que son donantes, es mi forma de dar gracias. Porque los km diarios son de ellos.